Mi artículo del día.
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Mi artículo del día.
Bueno camaradas, siento haber sido tan perroflauta estos días, la presión de los exámenes a veces es demasiado poderosa y nos obliga a ausentarnos de los que "de verdad importa" Pero creo que vuelvo con algo bastante suculento. Creo que es, sin duda alguna de los realtos mas existencialistas que he escrito nunca, pero la casión lo merece. Espero que os guste porque la verdad es que a mi me ha dejado bastante afectado.
Ahi va:
Hay muchos paisajes, muchos pequeños detalles que marcan, sin duda alguna, las culturas y las gentes.
Hoy descanso, el ERE, tras cosechar su primer bautismo operacional ha vuelto a casa. A nuestras espaldas dejamos los fríos parajes de las tierras altas de Escocia y a sus aguerridas gentes, los combates intensos en Edimburgo junto a la fuerza expedicionaria internacional, el rugido de los cazas en el cielo a velocidades que rompen el sonido, recuerdo con una punzada de dolor en mi estómago los cielos de Dinamarca cuando, superados, nos retirábamos con desorden, a mis camaradas caídos, a los heridos y a los que, como yo conseguimos pasar la campaña vivos. ¿Cuántos han muerto?
Ahora en una tenuemente iluminada estancia de mi casa, escribo estas líneas y leo en los periódicos las condescendientes palabras de los que se denominan “Conquistadores” y recuerdo con más nitidez las penurias y los sacrificios vividos. Las gentes de España están de celebración, pues la guerra ha terminado y escucho sus cánticos emocionados mientras yo, solitario testigo del sufrimiento, masco las imágenes de la tragedia humana que es la guerra.
Cuando bajé de ese camión y observé la, ahora veterana base de Asturias, la emoción me embargaba, mi mirada se iluminaba con imágenes de heroísmo y de valor patriótico, casi alejado de la realidad, tras luchar y ver la guerra, casi me avergüenzo de mi propia estupidez.
Cuando llegué al ERE, soñaba con la lucha, con una beligerante aspiración, me creía capaz de todo. Es irónico lo que puede demostrar un pueblo en poco tiempo. Orgullo, dignidad, dolor, abatimiento, ahora, los hombres y mujeres españoles cantan su victoria. ¿Qué victoria?
Sus ojos inyectados en la locura de la celebración son ciegos, ciegos al sufrimiento, ciegos a la humillación.
Todos celebran las ruinas de la bella ciudad de París, todos celebran el sometimiento de la voluntad popular del amable pueblo francés, todos celebran, movidos por el odio y el revanchismo, la victoria de la inhumanidad…
La gente viene y se va, pero no lo hacen así las acciones y pecados que cometen, que como cuervos a un cadáver se arremolinan alrededor de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos…
No tenemos remordimientos, pues el ERE no ha cometido mal alguno, ahora no celebramos, ahora no nos enorgullecemos, callamos y vivimos estos momentos en solitario, reflexionando sobre los actos que guiaron nuestras armas y convencidos de que nada tuvimos que ver con la subyugación de Francia marchamos hacia adelante para combatir por lo que se debe, la revolución.
Creo que nuestro mayor pecado ha sido la propia debilidad, nuestra propia indiferencia y creo que hemos pagado nuestra ingenuidad con la sangre de nuestros amigos.
Mañana veré a mis camaradas, sus caras, sus gestos, sus pensamientos y sabré que estamos más unidos que nunca y que nuestra resolución marxista no se apagará nunca.
Porque, a fin de cuentas, somos el ERE
Ahi va:
Hay muchos paisajes, muchos pequeños detalles que marcan, sin duda alguna, las culturas y las gentes.
Hoy descanso, el ERE, tras cosechar su primer bautismo operacional ha vuelto a casa. A nuestras espaldas dejamos los fríos parajes de las tierras altas de Escocia y a sus aguerridas gentes, los combates intensos en Edimburgo junto a la fuerza expedicionaria internacional, el rugido de los cazas en el cielo a velocidades que rompen el sonido, recuerdo con una punzada de dolor en mi estómago los cielos de Dinamarca cuando, superados, nos retirábamos con desorden, a mis camaradas caídos, a los heridos y a los que, como yo conseguimos pasar la campaña vivos. ¿Cuántos han muerto?
Ahora en una tenuemente iluminada estancia de mi casa, escribo estas líneas y leo en los periódicos las condescendientes palabras de los que se denominan “Conquistadores” y recuerdo con más nitidez las penurias y los sacrificios vividos. Las gentes de España están de celebración, pues la guerra ha terminado y escucho sus cánticos emocionados mientras yo, solitario testigo del sufrimiento, masco las imágenes de la tragedia humana que es la guerra.
Cuando bajé de ese camión y observé la, ahora veterana base de Asturias, la emoción me embargaba, mi mirada se iluminaba con imágenes de heroísmo y de valor patriótico, casi alejado de la realidad, tras luchar y ver la guerra, casi me avergüenzo de mi propia estupidez.
Cuando llegué al ERE, soñaba con la lucha, con una beligerante aspiración, me creía capaz de todo. Es irónico lo que puede demostrar un pueblo en poco tiempo. Orgullo, dignidad, dolor, abatimiento, ahora, los hombres y mujeres españoles cantan su victoria. ¿Qué victoria?
Sus ojos inyectados en la locura de la celebración son ciegos, ciegos al sufrimiento, ciegos a la humillación.
Todos celebran las ruinas de la bella ciudad de París, todos celebran el sometimiento de la voluntad popular del amable pueblo francés, todos celebran, movidos por el odio y el revanchismo, la victoria de la inhumanidad…
La gente viene y se va, pero no lo hacen así las acciones y pecados que cometen, que como cuervos a un cadáver se arremolinan alrededor de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos…
No tenemos remordimientos, pues el ERE no ha cometido mal alguno, ahora no celebramos, ahora no nos enorgullecemos, callamos y vivimos estos momentos en solitario, reflexionando sobre los actos que guiaron nuestras armas y convencidos de que nada tuvimos que ver con la subyugación de Francia marchamos hacia adelante para combatir por lo que se debe, la revolución.
Creo que nuestro mayor pecado ha sido la propia debilidad, nuestra propia indiferencia y creo que hemos pagado nuestra ingenuidad con la sangre de nuestros amigos.
Mañana veré a mis camaradas, sus caras, sus gestos, sus pensamientos y sabré que estamos más unidos que nunca y que nuestra resolución marxista no se apagará nunca.
Porque, a fin de cuentas, somos el ERE
azel monteagudo- Oficial
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 26/01/2010
Localización : Madrid
Re: Mi artículo del día.
Buen artículo.
Mañana cuando venga Shyran, que lo publique, pues yo ya no pertenezco al Ejército Rojo.
Mañana cuando venga Shyran, que lo publique, pues yo ya no pertenezco al Ejército Rojo.
Invitado- Invitado
Re: Mi artículo del día.
muy bueno azel. A ver como hacemos ahora para publicar tus articulos en el ERE a ver si shyran o low q tienen las claves pueden colgarlo...
X-mon- Comisario de Foros
- Mensajes : 4670
Fecha de inscripción : 04/01/2010
Re: Mi artículo del día.
X-mon escribió:muy bueno azel. A ver como hacemos ahora para publicar tus articulos en el ERE a ver si shyran o low q tienen las claves pueden colgarlo...
Low no va a estar.
Deja el juego
Invitado- Invitado
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